La Nación: Borja Vilaseca, reconocido escritor español, cuenta el secreto para ser feliz
24/11/2025
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Luego de atravesar situaciones personales adversas que le hicieron cambiar la manera de ver la vida, el escritor español construyó un camino en torno del desarrollo personal y el liderazgo consciente
Era una mañana fría de febrero en Barcelona. A las 11 de la mañana el bebé atravesó un cuadro respiratorio agudo que lo puso en riesgo de morir. Pudo superarlo, pero le implicó un mes y medio aislado en incubadora sin apenas contacto físico. Siguieron dos operaciones por otitis recurrentes, pero el aire que tanto lo complicó en sus primeros años, le llenó los pulmones de carcajadas que lo convirtieron en el bufón de la clase.Su niñez fue compleja, “supongo que como mucha gente nací en una familia bastante disfuncional. Tuve una infancia que me marcó muchísimo”, dice Borja Vilaseca, uno de los best sellers de la autoayuda.A los 13 años tuvo una serie de experiencias de violencia psicológica en su entorno familiar. Atravesó por zozobras en el vínculo con sus padres. A los 16 años un accidente en su moto casi acaba con él. Sus impulsos, conducta temeraria y vínculos lo arrastraron al alcohol y las drogas. “Finalmente, toqué fondo a los 19 años –explica– y empecé esta búsqueda apasionada por saber quién soy y para qué estoy aquí”.El “oro blanco” que equilibra la microbiota y mejora la salud digestivaEn su último libro, publicado en febrero, Ser feliz es fácil, aporta un método simple para disfrutar de la vida, donde combina la sabiduría de filosofías orientales con los últimos descubrimientos en el ámbito de la neurociencia.– A partir de tus experiencias, entonces, ¿qué era la felicidad para vos?–De jovencito la noción que tenía de felicidad era algo que venía de fuera y, sobre todo en mi caso, pues la buscaba en mi grupo de amigos, en la fiesta, la noche... En las locuras típicas que se hacen en la inconsciencia del tiempo juvenil, pues de esas tengo unas cuantas. Pero la búsqueda externa es un error. La sociedad nos ha hecho creer que la felicidad reside en la riqueza, la fama o el amor perfecto, creando una búsqueda constante que nunca satisface.–¿Cómo evolucionó ese concepto en vos con el tiempo?–Si la búsqueda de la felicidad la sigues poniendo fuera y la buscás en lo romántico, en la pareja, con todos sus delirios… Si no hacés una terapia profunda para sanar tu infancia, para curar a tu niño interior, para reconstruir tu autoestima, proyectás esas carencias en otra persona y normalmente lo hacés en la pareja y eso es precisamente lo que yo hice. Es esta también la raíz del apego insano, de la dependencia emocional, de las relaciones tóxicas y yo también evidentemente pasé totalmente por ahí. La crisis que me llevó a tocar fondo me ayudó a dejar de luchar con la realidad. Empecé a elegir fluir con el momento presente y aceptar lo que sucede sin resistencia, lo que me llevó a un estado de paz interior. Invertí en educación emocional y espiritual, comencé a cultivar la gratitud y a desarrollar estado de conciencia.–Se ha puesto de moda la consideración de que la serenidad es la nueva felicidad. ¿Qué opinás al respecto?–Con 25 años viví un despertar muy profundo de conciencia y empecé a darme cuenta de que la verdad de la felicidad era otra cosa, que no tiene ninguna causa externa, sino con una conexión profunda con quien verdaderamente sos. Es un estado de conciencia, de presencia, que lo podés llamar paz, bienestar interno o serenidad. Pero que solamente tiene que ver con una conexión muy profunda con lo de adentro. Hoy en día, sí, se habla mucho de serenidad, pero al final todo se reduce a estar aquí y ahora en el presente desidentificado de la mente, sin creerte los pensamientos y plenamente conectado con lo que está aconteciendo, para sacar lo máximo de ese momento y disfrutar momento a momento.–¿Es el tiempo uno de los ogros de nuestro presente?–Hoy en día hay una especie de cronopatía, una enfermedad de nuestra época. Es la incapacidad de estar en el momento presente. La serotonina está muy de moda y es muy cierto su valor, pero hay mucho más allá. La serenidad sería una consecuencia, una cualidad que emerge desde ese estado, una situación que hay que cultivar. Por eso es tan importante la meditación, la atención plena, el silencio interior… Para alcanzar la serenidad, pero también para huir del tiempo como tirano.–En este marco, ¿cómo definirías al estado de felicidad?–Para mí la felicidad empieza con la ausencia de sufrimiento. De allí vas yendo cada vez más hacia adentro de vos. Ese es el estado natural del ser. Es la felicidad lo que verdaderamente somos. Es lo que emerge cuando estás conectado con tu verdadera esencia, cuando estás presente, cuando estás consciente, cuando estás aquí y ahora. Cuando te vacías de ego, de mente, de ruido mental, de pensamientos y verdaderamente estás en el momento presente. En ese estado no hay ningún yo. Sos tú, pero no sos un yo. Es un estado de consciencia y es una sensación de plenitud.–La felicidad en la era digital parece estar más lejos que nunca: vemos ideales mentirosos o “con filtros”. A la vez, la comparación ha crecido: antes podíamos compararnos con pocas personas, pero ahora todo parece interminable… ¿Cómo creamos un estándar de felicidad personal y cómo obviamos los modelos que nos atraen de afuera?–El problema es que hemos sido educados para ser muy infelices. Para buscar siempre la felicidad afuera. Y claro, cuando te sentís mal por dentro, empezás a mirar por allí, entonces te comparás, sentís envidia. Todo esto se magnifica con las redes sociales y con toda la vidriera de esta sociedad que no es más que un teatro, pura fachada, solo marketing. Vivimos una época de mucha hipocresía, falsedad y superficialidad. Precisamente porque el foco está puesto siempre afuera. Nos perdemos en ese mundo de formas que son solo espejismos. Entonces, al principio hay que inmunizarse. Por eso es tan importante mirar hacia adentro, retirarse un poco de la sociedad, hacer algo de desintoxicación digital, adherir al minimalismo digital, y realmente conectar con la fuente de dicha en tu interior. De ese modo, cuando mires hacia afuera ya estás inmunizado. Ya no vas a creer la farsa. Como tampoco vas a estar tan identificado con tu personaje centrado en el ego, ya no te creés tanto tu disfraz, tu máscara. Ya no te vas a creer la ilusión que se muestra afuera. Por eso es tan importante conocerse a uno mismo.–Decís que la gente se resiste a expresar su alegría un poco por la incomodidad con la que parece percibirse por otros… ¿Creés que es la única causa?–Considero que hoy en día ser feliz es una provocación. El estado de la mayoría es una situación de neurosis, de amargura, de narcisismo, de vacío existencial, de estrés crónico, de ansiedad, de depresión. De hecho, la palabra felicidad molesta, incomoda, porque muy poca gente es feliz con lo que tiene. Porque las personas están desconectadas de lo que son y por eso ser feliz es contracultural. Tenés que ir contracorriente, porque si hacés todo lo que esta sociedad te dice que debés para ser feliz, vas a acabar con mucho vacío. El estilo de vida contemporáneo se sustenta en mirar para otro lado, buscar parches, adicciones, ruido, entretenimiento, anestesia. Por eso estamos todos en general tan adormecidos. Suelo decirles a las personas: “Cambiá lo que tengas que cambiar para aprender a ser feliz, pero disimulá para que no se te note porque no te lo van a perdonar”.–¿Por qué ser feliz es fácil?–El título de mi libro es una provocación. Ser feliz es fácil porque, insisto, es nuestra verdadera naturaleza esencial. Si te vaciás de todo lo que no sos, si te cuestionás todas las creencias limitantes, si sanás tus heridas, si iluminás tus sombras… Si hacés un trabajo de autoconocimiento, introspección y realmente construís un estilo de vida con una serie de hábitos saludables para cuidar tu mente, tu cuerpo, tu espíritu, tu sistema nervioso. Cuidar lo que comés, lo que pensás, si gestionás adecuadamente tus emociones. Si meditás, hacés ejercicio físico y tenés una serie de hábitos diarios que te armonicen cuerpo, mente, espíritu y sistema nervioso, la felicidad brota de forma natural porque es lo que verdaderamente sos. Ahí te das cuenta que es mucho más fácil de lo que nos han hecho creer.
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